Poema libre
Lo que brilla también se esconde
Llevo mi luz en una caja de cristal. Transparente para que todos la puedan ver.
Brilla tanto que hasta puede encender la luz de los demás sin apagarse. Me guía por todos los caminos, incluso laberintos. Pero no siempre está conmigo.
Los días más lluviosos y atormentados, un viento frío sopla ferozmente hasta arrebatar la caja de mis manos. El cristal se rompe en mil pedazos y mi luz se va volando.
No lo voy a pensar dos veces.
Voy a volver a ese bosque oscuro, no tengo nada que perder. Ya sé el camino. Sé en dónde está la trampa. En dónde me voy a caer y lastimar. En dónde puedo encontrar un lugar seguro entre tanto ruido.
No voy a parar hasta encontrar mi luz. No importa cuanto tiempo me tarde.
No es una tarea fácil. Los errores están siempre en el mismo lugar, pero la salida cambia cada vez que entro al bosque.
No hay mapa ni ayuda, solo el recuerdo de mis visitas anteriores.
A veces el bosque me pide que me mueva, otras que me quede quieta.
A veces veo una luz pasar a lo lejos, mostrándome mi recompensa.
Pero esa recompensa no llega sola, es parte del juego del bosque. Mostrarme la luz que puedo alcanzar pero sólo si me animo a ver mis sombras. Pero sólo si me animo a merecerla.
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